
María de la Salud Bernaldo de Quirós y Bustillo fue la primera mujer española en obtener la licencia de piloto y acogerse a la Ley de Divorcio de la República.
Procedía de una familia aristocrática y recibió una buena educación, pero desde muy joven se sintió atraída por la aviación. Se casó dos veces, siendo el primer matrimonio una auténtica tragedia (perdió a su marido y a sus dos hijos). Durante su segundo matrimonio, gracias a sus amistades en los círculos de la aviación, decidió seguir su vocación y comenzó a formarse.
Cuando María se matriculó en el Real Aeroclub de España, era la única mujer entre dieciocho alumnos. Su instructor afirmaba que las mujeres carecían del espíritu de sacrificio necesario para volar, pero consideraba a María una alumna excepcional. Cuando obtuvo la licencia, ya se había separado de su marido. También fue una de las primeras mujeres en acogerse a la Ley de Divorcio de la Segunda República. Una vez obtenida la licencia, empezó a recorrer los aeródromos y a participar en diversos eventos y festivales. María se hizo muy famosa, siendo homenajeada en todos los lugares por los que pasaba. En las entrevistas, destacaba que era una «mujer moderna». Hizo declaraciones pidiendo al gobierno que apoyara el acceso de las mujeres a la aviación y ensalzando su capacidad para «hacer algo más que bordar». A pesar de sus logros, María tuvo que asumir la mayor parte del mérito de su físico: «Los ojos más bonitos que tiene la aviación…». A causa de su sexo, se le negó el título de piloto de honor del ejército, lo que la privó del estatus militar. Debido a la mentalidad misógina de la época, el Real Aeroclub también se negó a admitir como miembro, privándola de los derechos y privilegios de la afiliación. Su carrera en la aviación fue muy corta. Tras realizar algunos vuelos para los sublevados al comienzo de la Guerra Civil, pronto dejó de volar por completo y nunca más se la vio en público. María de Quirós disfrutó de la liberación de la mujer por la República, pero desgraciadamente la posterior dictadura la devolvió al ámbito doméstico, como a la mayoría de las mujeres españolas de la época.