Magarethe Schütte-Lihotzky fue una de las primeras mujeres arquitectas de Austria. Tras crecer en la sociedad burguesa de Viena, entra en contacto con la realidad de la clase trabajadora pobre durante sus estudios. Esto despierta su interés por mejorar las condiciones de vida a través de las nuevas viviendas sociales. Su contribución más famosa es la «cocina de Frankfurt» (1926), que revolucionó la forma de construir cocinas. Schütte-Lihotzky diseñó su cocina modular con la idea de que los flujos de trabajo pudieran optimizarse como en una fábrica para facilitar la vida de las mujeres que la utilizan y que (idealmente) tendrían más tiempo para sí mismas. Desde el punto de vista político, simpatiza con los ideales comunistas tras quedar decepcionada con los partidos socialdemócratas europeos. En 1930 es invitada a trabajar en Moscú en proyectos de vivienda social. En 1939 se afilia al Partido Comunista Austriaco (KPÖ). Tras abandonar Rusia, se traslada a París y luego a Estambul, donde se convierte en miembro de un grupo de resistencia austriaco. En 1941 es detenida poco después de regresar a Austria y enviada a cumplir una condena de quince años de prisión en la penitenciaría de mujeres de Aichach, Baviera, de la que fue liberada por las tropas aliadas en abril de 1945. Trabajó como arquitecta autónoma hasta 1969.
A pesar de sus conocimientos y experiencia internacionales, apenas recibió encargos públicos en la posguerra. Sin embargo, participó en organizaciones profesionales internacionales, asistió a numerosos congresos internacionales, realizó viajes de estudio y se mantuvo activa en todo el mundo. Siguió comprometida con las causas de las mujeres y el movimiento pacifista. Sólo en la década de 1990 se le reconoció su trabajo y sus contribuciones en Austria.